Asamblea de Azuqueca de Hres.(Guadalajara) contra el fascismo y el capitalismo en todas sus formas.
Miles de luchas locales y regionales, una sola lucha internacional.
antifascistasazuqueca@hotmail.com
A modo de segunda parte del anterior acto organizado por la Asamblea, "Y después de la huelga, ¿qué?" y tras haberse sucedido importantes hechos desde el mismo como la firma del pacto social y la huelga general en el norte, así como la manifestación en Madrid de la plataforma "Hay que pararles los pies", etc. analizaremos nuevamente desde distintas perspectivas la situación política, económica, social y sindical buscando los métodos para dar continuidad a la lucha de la forma más eficaz posible.
Como no podía ser de otra manera, os esperamos y esperamos vuestras opiniones y propuestas.
[El siguiente artículo no es mío, sino de la militante de IU de Azuqueca María José Salazar. Independientemente de mis diferencias con este partido, el artículo me parece necesario difundirlo, ya que todas estas aclaraciones son necesarias en el contexto actual de criminalización de las personas inmigrantes]
La verdad sobre la inmigración
Con la oleada de revueltas en los países árabes y en el Magreb parece que Europa se preocupa “de repente” por el tema de la inmigración. Este interés, por desgracia, no está impulsado por un sentimiento humanitario que pretendiera, por ejemplo, regularizar la situación de estos inmigrantes en nuestras sociedades, sino por el miedo ante el riesgo de que a Europa (y también a España) llegue “un número no pequeño de inmigrantes procedentes de Libia”,tal y como ha manifestado hace pocos días el señor Rubalcaba.
El ejecutivo siente temor al no saber dar respuesta a los problemas migratorios, y el Partido Popular va a utilizar este asunto como arma para lograr un mayor número de votos en las próximas elecciones autonómicas y locales. De todos son conocidas las opiniones que tienen los partidos europeos de derechas sobre la inmigración. El mejor ejemplo lo proporciona el gobierno de Francia con medidas como el retorno voluntario o, hablando en román paladino, la deportación de la inmigración no deseada. La derecha española, imitadora de lo peor de la derecha europea, tampoco se queda atrás en esta carrera hacia la vergüenza. En las pasadas elecciones catalanas, el PP de Barcelona fue capaz de afirmar que existían datos que demostraban la relación inexcusable entre inmigrantes y delincuencia, sin especificar a qué datos, documentos o relaciones se refería. La práctica de “lanzar la piedra y esconder la mano” es la que últimamente se ha puesto de moda entre los populares. Esta es su estrategia política, hasta llegar al punto de confundir a una ciudadanía atemorizada para que vote un programa a favor de la no integración y de la xenofobia. Cierto es que el PP alimenta sin ningún tipo de escrúpulos una xenofobia encubierta para sumar votos, acusando de manera genérica al inmigrante. Pero el contenido de su estrategia, no por encubierto, deja de ser xenófobo.
Algunos testimonios sobre los abusos de que son objetos los inmigrantes deberían bastar para desmentir los prejuicios y las falsedades que se han construido interesadamente sobre ellos. Por ejemplo, he aquí el caso de un trabajador inmigrante empleado del servicio doméstico: “Hasta que lo despidieron hace un mes, René Conde tenía una jornada de 17 horas diarias, que aumentaba a 20 los fines de semana, por 800 euros al mes y sin contrato. Boliviano, de 40 años y padre de cuatro hijos, trabajaba en el servicio doméstico para una familia adinerada de Madrid. Hacía de todo: planchado, costura, calzado, recados, carpintería, cocina, limpieza, fontanería... "Es un abuso, pero yo trabajo de lo que haga falta porque tengo que vivir. Mi pecado fue pedir a los señores un derecho: poder dormir en mi propia casa, en lugar de en el garaje, junto a las tuberías", asegura. En diciembre, le dieron vacaciones por primera vez, hasta el 10 de enero. Al regresar, le despidieron, junto al otro sirviente. Otro caso, muy generalizado desgraciadamente, es el del abuso de la mano de obra extranjera en el sector de la construcción. Relatémoslo: "Si me denuncias y me buscas un problema, tú tendrás diez", le amenazó el dueño de la empresa a Enrique Romero, un boliviano de 33 años, cuando le reclamó los más de 1.000 euros que le debía. Aquellos años, en plena efervescencia en España del sector de la construcción, el empresario levantaba un sinfín de chalets en la opulenta urbanización de Entrepinos (Madrid). "Le iba muy bien. Compraba parcelas y vendía las casas antes de construirlas recuerda Enrique, pero a nosotros nos trataba como a animales". En la cuadrilla de obreros, apenas había españoles. Rumanos, brasileños, marroquíes, bolivianos, polacos… la mayoría, sin papeles. Trabajábamos de sol a sol y era habitual que no nos pagase ni los fines de semana ni las horas extras que hacíamos."
Las políticas de inmigración de derechas buscan que la ciudadanía rechace a los inmigrantes cuando resultan inservibles económicamente. Por un lado, alimentando el miedo ante peligros infundados y, por otro, fomentando un casi indisimulado sentimiento aristocrático entre los sectores nacionales “amenazados” por una inmigración que tira a la baja los derechos laborales y los salarios. La derecha explota muy bien las inseguridades y los temores entre las víctimas potenciales de la crisis, alentando que luchen entre ellas. La derecha pretende que los nacionales en riesgo se sientan depositarios de unos derechos innatos adquiridos por haber nacido y pertenecer a una comunidad social concreta, siendo esos derechos algo a lo que no pueden aspirar otros seres humanos procedentes de otros lugares. Esto no es más que resucitar la vieja concepción del derecho de sangre frente al derecho de ciudadanía que, equivocadamente, se creía superada desde la Revolución Francesa. ¿No es esto lo que reivindicaba la aristocracia para mantener sus privilegios de casta frente al Tercer Estado? Claro, olvidaba que la derecha y la aristocracia van unidas aún en pleno siglo XXI.
El colapso de la economía ha traído consigo paro, recortes sociales y precariedad en el empleo fruto del estallido de la burbuja inmobiliaria y de la intervención de unos bancos carcomidos por la avaricia y la desmesura. Estos son los verdaderos causantes de la crisis económica y social. Detrás de cada inmigrante explotado y en situación de ilegalidad hay un empresario desaprensivo que se aprovecha de un colectivo vulnerable para enriquecerse sin tasa. Esos empresarios sin escrúpulos no respetan los horarios laborales, no dan de alta en la Seguridad Social a los trabajadores inmigrantes, no atienden a las normas de seguridad e higiene en el trabajo y no respetan los convenios; en definitiva, son los culpables de la explotación que sufren los inmigrantes y de que éstos sean percibidos por los demás trabajadores como competidores desleales.
Cansados de que el bipartidismo oculte la realidad, nosotros, desde la izquierda, queremos que la ciudadanía conozca el drama que viven los inmigrantes, que es aún peor que el que sufren millones de compatriotas. Además, luchamos por poner en práctica políticas económicas, migratorias y de integración social consecuentes y humanas. Nunca utilizaremos la mentira o la demagogia para aumentar el número de votos. Diremos la verdad, aunque nos salga cara, porque creemos que otro mundo es posible.
María José Salazar es militante de IU de Azuqueca de Henares
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Dejo enlaces de noticias relacionadas, y a continuación un artículo de ACCEM Guadalajara.
No hay datos exactos. No hay cifras. Peor aún, no hay nombres. Son los “sin-papeles”.
02/03/2011
Uno de ellos, uno cualquiera: un joven africano que desempeña un trabajo concreto - pinta una casa, cuida de una persona anciana- y la persona que lo ha empleado no está dispuesta a pagarle lo que le corresponde, lo que acordaron. No tiene a quién pedir cuentas, no hay quién le pueda ayudar. La situación, injustificable, se repite una y otra vez, aquí y allá, más cerca o más lejos, pero en nuestra realidad: se priva a una persona de lo que legítimamente es suyo aprovechándose precisamente de su vulnerabilidad.
En los tiempos de bonanza, esta población extranjera residía en nuestras ciudades y en nuestros pueblos y aunque invisible, resultaba necesaria para mantener la economía y sostener nuestro nivel de vida. Nuestro alrededor se llenó, sin percatarnos, de personas que, en el mejor de los casos, lograban a duras penas mantenerse a flote y mantener a sus familias, aquí o en su país de origen, gracias a lo que obtenían por realizar “chapuzas”, “apaños”, estos trabajos “no cualificados” eran bastante demandados y la población española no estaba dispuesta a hacerlo por los sueldos que se proponían.
Hoy, con la crisis, con la escasez de recursos, con la dificultad para acceder a determinadas ayudas, con la limitada oferta de trabajo, estas personas, más invisibles que antes, ya no sobreviven, ahora malviven.
Los Servicios Sociales y las Entidades Sociales que trabajamos con ellas, convivimos con sus penurias. Ellas solicitan nuestra ayuda. Hicimos la apuesta por ellas y con ellas.
La sociedad sigue sin verlos, mira hacia otra parte. No es justo. No es humano. Es hora de abrir los ojos y tender la mano.
Equipo Técnico y de Voluntariado de Accem en la Provincia de Guadalajara
En un contexto de destrucción de puestos de trabajo por parte de un sistema económico caótico, los sentimientos de odio y rechazo de lo extranjero o diferente de agudizan, de tal manera que se redirige la canalización de la rabia contra la inmigración, que es una parte más de trabajadores víctimas de la economía de mercado. Esto queda reflejado de múltiples formas, ya sea como políticas represivas o como agresiones callejeras
Desde la Asamblea Antifascista de Azuqueca queremos poner a disposición del público tres películas que nos perece tienen relación con este tema, con el objetivo de concienciar al respecto y profundizar en su argumento:
La Ola (18 de marzo): En otoño de 1967 Ron Jones, un profesor de historia de un instituto de Palo Alto en California, no tuvo respuesta para la pregunta de uno de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán alegue ignorancia respecto a la masacre del pueblo judío? En ese momento Jones decidió hacer un experimento con sus alumnos: implantó un régimen de extrema disciplina en el aula, restringiendoles las libertades y haciéndoles formar en unidad. El nombre de este movimiento fue The Third Wave. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiamaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo. Al quinto día Ron Jones se vio obligado a acabar con el experimento antes de que las cosas llegaran más lejos. (FILMAFFINITY)
El Odio (15 de abril): Tras una noche de disturbios en un barrio marginal de las afueras de París, tres amigos adolescentes, Vinz, Saïd y Hubert (un judío, un árabe inmigrante y un boxeador amateur negro, respectivamente), afrontan la muerte de un amigo árabe a manos de la policía. El deambular por la ciudad, la violencia entre bandas y los conflictos con la policía son las constantes en las 24 horas siguientes de la vida de estos jóvenes. (FILMAFFINITY)
Go (20 de mayo):Raza, patria, nación… A Sugihara le repatean estos conceptos. Coreano residente en Japón, al entrar en el instituto japonés vive en sus propias carnes la discriminación, la exclusión y las miradas de desprecio de sus compañeros que le llaman "¡coreano!". Hijo de un boxeador retirado, Sugihara aprende desde pequeño que, para tener una vida plena, hay que salir del círculo y asumir ciertos riesgos. No le gusta pegar, pero aún le gusta menos que le peguen… Hasta que llega Sakurai, la chica misteriosa. Ella es el mayor reto al que Sugihara se haya enfrentado, y esta es (en teoría) su historia de amor. La pregunta es: ¿podrán ellos eliminar las fronteras invisibles que una historia de invasiones y guerras ha erigido entre dos etnias?.
LUGAR:El Foro: c/Ciudad Real, 1 Azuqueca de Henares. [Entrada gratuita]