sábado, 12 de marzo de 2011

Sobre la inmigración: Su realidad y criminalización. Artículos y noticias

[El siguiente artículo no es mío, sino de la militante de IU de Azuqueca María José Salazar. Independientemente de mis diferencias con este partido, el artículo me parece necesario difundirlo, ya que todas estas aclaraciones son necesarias en el contexto actual de criminalización de las personas inmigrantes]

La verdad sobre la inmigración
 
Con la oleada de revueltas en los países árabes y en el Magreb parece que Europa se preocupa “de repente” por el tema de la inmigración. Este interés, por desgracia, no está impulsado por un sentimiento humanitario que pretendiera, por ejemplo, regularizar la situación de estos inmigrantes en nuestras sociedades, sino por el miedo ante el riesgo de que a Europa (y también a España) llegue “un número no pequeño de inmigrantes procedentes de Libia”, tal y como ha manifestado hace pocos días el señor Rubalcaba.

El ejecutivo siente temor al no saber dar respuesta a los problemas migratorios, y el Partido Popular va a utilizar este asunto como arma para lograr un mayor número de votos en las próximas elecciones autonómicas y locales. De todos son conocidas las opiniones que tienen los partidos europeos de derechas sobre la inmigración. El mejor ejemplo lo proporciona el gobierno de Francia con medidas como el retorno voluntario o, hablando en román paladino, la deportación de la inmigración no deseada. La derecha española, imitadora de lo peor de la derecha europea, tampoco se queda atrás en esta carrera hacia la vergüenza. En las pasadas elecciones catalanas, el PP de Barcelona fue capaz de afirmar que existían datos que demostraban la relación inexcusable entre inmigrantes y delincuencia, sin especificar a qué datos, documentos o relaciones se refería. La práctica de “lanzar la piedra y esconder la mano” es la que últimamente se ha puesto de moda entre los populares. Esta es su estrategia política, hasta llegar al punto de confundir a una ciudadanía atemorizada para que vote un programa a favor de la no integración y de la xenofobia. Cierto es que el PP alimenta sin ningún tipo de escrúpulos una xenofobia encubierta para sumar votos, acusando de manera genérica al inmigrante. Pero el contenido de su estrategia, no por encubierto, deja de ser xenófobo.

Algunos testimonios sobre los abusos de que son objetos los inmigrantes deberían bastar para desmentir los prejuicios y las falsedades que se han construido interesadamente sobre ellos. Por ejemplo, he aquí el caso de un trabajador inmigrante empleado del servicio doméstico: “Hasta que lo despidieron hace un mes, René Conde tenía una jornada de 17 horas diarias, que aumentaba a 20 los fines de semana, por 800 euros al mes y sin contrato. Boliviano, de 40 años y padre de cuatro hijos, trabajaba en el servicio doméstico para una familia adinerada de Madrid. Hacía de todo: planchado, costura, calzado, recados, carpintería, cocina, limpieza, fontanería... "Es un abuso, pero yo trabajo de lo que haga falta porque tengo que vivir. Mi pecado fue pedir a los señores un derecho: poder dormir en mi propia casa, en lugar de en el garaje, junto a las tuberías", asegura. En diciembre, le dieron vacaciones por primera vez, hasta el 10 de enero. Al regresar, le despidieron, junto al otro sirviente. Otro caso, muy generalizado desgraciadamente, es el del abuso de la mano de obra extranjera en el sector de la construcción. Relatémoslo: "Si me denuncias y me buscas un problema, tú tendrás diez", le amenazó el dueño de la empresa a Enrique Romero, un boliviano de 33 años, cuando le reclamó los más de 1.000 euros que le debía. Aquellos años, en plena efervescencia en España del sector de la construcción, el empresario levantaba un sinfín de chalets en la opulenta urbanización de Entrepinos (Madrid). "Le iba muy bien. Compraba parcelas y vendía las casas antes de construirlas recuerda Enrique, pero a nosotros nos trataba como a animales". En la cuadrilla de obreros, apenas había españoles. Rumanos, brasileños, marroquíes, bolivianos, polacos… la mayoría, sin papeles. Trabajábamos de sol a sol y era habitual que no nos pagase ni los fines de semana ni las horas extras que hacíamos."

Las políticas de inmigración de derechas buscan que la ciudadanía rechace a los inmigrantes cuando resultan inservibles económicamente. Por un lado, alimentando el miedo ante peligros infundados y, por otro, fomentando un casi indisimulado sentimiento aristocrático entre los sectores nacionales “amenazados” por una inmigración que tira a la baja los derechos laborales y los salarios. La derecha explota muy bien las inseguridades y los temores entre las víctimas potenciales de la crisis, alentando que luchen entre ellas. La derecha pretende que los nacionales en riesgo se sientan depositarios de unos derechos innatos adquiridos por haber nacido y pertenecer a una comunidad social concreta, siendo esos derechos algo a lo que no pueden aspirar otros seres humanos procedentes de otros lugares. Esto no es más que resucitar la vieja concepción del derecho de sangre frente al derecho de ciudadanía que, equivocadamente, se creía superada desde la Revolución Francesa. ¿No es esto lo que reivindicaba la aristocracia para mantener sus privilegios de casta frente al Tercer Estado? Claro, olvidaba que la derecha y la aristocracia van unidas aún en pleno siglo XXI.

El colapso de la economía ha traído consigo paro, recortes sociales y precariedad en el empleo fruto del estallido de la burbuja inmobiliaria y de la intervención de unos bancos carcomidos por la avaricia y la desmesura. Estos son los verdaderos causantes de la crisis económica y social. Detrás de cada inmigrante explotado y en situación de ilegalidad hay un empresario desaprensivo que se aprovecha de un colectivo vulnerable para enriquecerse sin tasa. Esos empresarios sin escrúpulos no respetan los horarios laborales, no dan de alta en la Seguridad Social a los trabajadores inmigrantes, no atienden a las normas de seguridad e higiene en el trabajo y no respetan los convenios; en definitiva, son los culpables de la explotación que sufren los inmigrantes y de que éstos sean percibidos por los demás trabajadores como competidores desleales.

Cansados de que el bipartidismo oculte la realidad, nosotros, desde la izquierda, queremos que la ciudadanía conozca el drama que viven los inmigrantes, que es aún peor que el que sufren millones de compatriotas. Además, luchamos por poner en práctica políticas económicas, migratorias y de integración social consecuentes y humanas. Nunca utilizaremos la mentira o la demagogia para aumentar el número de votos. Diremos la verdad, aunque nos salga cara, porque creemos que otro mundo es posible.

María José Salazar es militante de IU de Azuqueca de Henares
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Dejo enlaces de noticias relacionadas, y a continuación un artículo de ACCEM Guadalajara.
 

-Blog de las Brigadas Vecinales de Observación de derechos humanos. Contra las redadas racistas: http://brigadasvecinales-ddhh.blogspot.com/

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 Artículo de ACCEM Guadalajara:
Invisibles

No hay datos exactos. No hay cifras. Peor aún, no hay nombres. Son los “sin-papeles”.
02/03/2011
Uno de ellos, uno cualquiera: un joven africano que desempeña un trabajo concreto - pinta una casa, cuida de una persona anciana- y la persona que lo ha empleado no está dispuesta a pagarle lo que le corresponde, lo que acordaron. No tiene a quién pedir cuentas, no hay quién le pueda ayudar. La situación, injustificable, se repite una y otra vez, aquí y allá, más cerca o más lejos, pero en nuestra realidad: se priva a una persona de lo que legítimamente es suyo aprovechándose precisamente de su vulnerabilidad.
En los tiempos de bonanza, esta población extranjera residía en nuestras ciudades y en nuestros pueblos y aunque invisible, resultaba necesaria para mantener la economía y sostener nuestro nivel de vida. Nuestro alrededor se llenó, sin percatarnos, de personas que, en el mejor de los casos, lograban a duras penas mantenerse a flote y mantener a sus familias, aquí o en su país de origen, gracias a lo que obtenían por realizar “chapuzas”, “apaños”, estos trabajos “no cualificados” eran bastante demandados y la población española no estaba dispuesta a hacerlo por los sueldos que se proponían.
Hoy, con la crisis, con la escasez de recursos, con la dificultad para acceder a determinadas ayudas, con la limitada oferta de trabajo, estas personas, más invisibles que antes, ya no sobreviven, ahora malviven.
Los Servicios Sociales y las Entidades Sociales que trabajamos con ellas, convivimos con sus penurias. Ellas solicitan nuestra ayuda. Hicimos la apuesta por ellas y con ellas.
La sociedad sigue sin verlos, mira hacia otra parte. No es justo. No es humano. Es hora de abrir los ojos y tender la mano.
Equipo Técnico y de Voluntariado de Accem en la Provincia de Guadalajara
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Campaña Contra las redadas racistas y la represión policial (Sindicato de Estudiantes)
Vídeo de la redada:





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