[He de recordar a los lectores que los artículos, noticias, etc. de la Asamblea se convocan con la cuenta de ésta, y que las cuentas independientes de lo/as compañero/as no representan al resto, como es este caso]
INTERVIENE: JOSÉ MARÍA GIL. EX-PRESIDENTE DEL COMITÉ DE EMPRESA DE PROGALSA Y MIEMBRO DE LA EJECUTIVA PROVINCIAL DE CCOO DE GUADALAJARA
El pacto alcanzado por los dirigentes de CCOO y UGT con el gobierno y los empresarios significa aceptar y avalar uno de los mayores ataques contra los derechos de los trabajadores de las últimas décadas.
Los derechos de la clase obrera se han conquistado a través de la lucha, de enormes sacrificios, de una voluntad decidida. Esa es la experiencia histórica del movimiento obrero y, por supuesto, es la historia de nuestros propios sindicatos, de CCOO y UGT. La idea propagada de que no se puede cambiar la situación actual es falsa de principio a fin. La disposición de los trabajadores a luchar para defender nuestros derechos y conquistas está sobradamente demostrada. Los últimos ejemplos los tuvimos en la huelga general del pasado 29 de septiembre convocada por CCOO y UGT, y en las huelgas generales organizadas en Galicia y Euskal Herria por la CIG, ELA y LAB el 27 de enero. Y también lo hemos visto en las huelgas generales de Francia, Grecia, Portugal, y ahora en la maravillosa revolución del pueblo árabe, que ha barrido la dictadura de Ben Alí en Túnez y va a tumbar al odiado régimen de Mubarak en Egipto. No, la responsabilidad de lo que está pasando en el Estado español no es de la clase obrera ni de la juventud. Si la burguesía, la patronal y el gobierno pueden imponer sus medidas regresivas es porque los dirigentes sindicales, en lugar de levantar un muro de contención contra estas agresiones, han aceptado la lógica del capitalismo; en lugar de organizar la movilización más masiva y contundente, aumentando la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas, han elegido el camino de avalar los recortes; en lugar de luchar, hacen concesiones con la vana esperanza de que los capitalistas no pidan más.
Todos los trabajadores conscientes, todos los sindicalistas, todos los delegados debemos oponernos con todas nuestras fuerzas a este acuerdo y organizar dentro de nuestros sindicatos, dentro de CCOO y UGT, una fuerte oposición sindical de izquierdas. Hay que impulsar en el seno de CCOO y UGT, en las fábricas y las empresas, una amplia campaña por la continuidad de las movilizaciones y la convocatoria de una nueva huelga general que tenga como objetivo claro la retirada de todas las contrarreformas aprobadas. Organizando un fuerte movimiento de oposición desde abajo, desde los comités de empresa y las secciones sindicales, podremos dar la batalla en el seno de CCOO y UGT para cambiar este sindicalismo de paz social por el que necesita la clase obrera: un sindicalismo basado en la movilización, en la democracia de la base y en la defensa de un programa de clase que unifique a todos los trabajadores y vincule el rechazo a todas estas contrarreformas con la lucha por acabar con el capitalismo y transformar la sociedad, por el socialismo.
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